martes, 14 de agosto de 2012

Esclavos de la noche II


Aún tengo el recuerdo de tu cuerpo junto al mío, de mis labios cuando hacen contacto con los tuyos donde creamos una bomba explosiva de atracción. Siento como aún huelo a ti, a tu olor corporal que me atrapa y no se detiene. Es como si te hubieses quedado en mí pero sin haber sentido nada de lo que yo tanto anhelo.

Cierro los ojos y en mis pensamientos solo están esos dos esporádicos momentos que tuvimos juntos pero por mutuo acuerdo; por mutuo acuerdo porque así lo quise, por mutuo acuerdo para mantener una amistad que nunca fue. 

Los dos jugamos al juego de la seducción y ahora mi corazón paga por ese error. Paga no porque me haya enamorado, paga porque ha perdido unas gotas de dignidad. Sangra, sangra como si nunca lo hubieran lastimado, sangran pero hoy no brotan lágrimas. 

Yo lo disfrute y tu lo disfrutaste, es lo único que vale de aquella noche en la que fuimos esclavos del deseo y la pasión.

1 comentario:

Josefina dijo...

creeme que entiendo a la perfeccion tu entrada, las mujeres nos enganchamos demasiado rapido con hombres que no nos merecen, para cada una de nosotras existe alguien ideal, solamente hay que estar dispuesta a descubrirlo y a darnos cuenta a TIEMPO que un imbecil no se recupera jamas